Gracias a ti, persona que está leyendo esto, tengo las ganas y la inspiración para hacer de mis sueños palabras, GRACIAS :)

viernes, 27 de enero de 2012

Capítulo 21 #

Eran labios cálidos. Dulces. Impacientes. Mostraban sentimiento. Pero también nervios, pues las manos que me rodeaban la cintura lentamente atrayéndome hacia su dueño estaban temblando. No miré quién era. ¿Me arriesgaba a mirar? ¿Perdería la magia del momento? No me atreví. Dejé que todo siguiese su curso. Pero aún así todo esto me resultaba familiar. Esa forma de cogerme, de besarme, de sonreír en mitad del beso. No tenía ninguna duda de que la persona que besaba era a Zayn. Sonreí cuando llegué a esa conclusión y se fue separando lentamente de mí.
- Has venido. - Dije sonriendo.
- Me ha traído - Contestó Zayn, señalando a Louis, que estaba sentado justo al lado nuestra.
- ¡Sí! Ahora que Zayn te lo explique todo más o menos. - Contestó. Se puso en pie, y vino hacia mí.- Yo me voy, no quiero ser el sujeta velas, jajajajaja.
- Oh vamos Boo Bear, ¡no te vayas! - Dije tirando de su camiseta.
- No, no, en serio, vuelvo a la ciudad. - Me abrazó suavemente y me susurró - No sabe nada de lo de anoche.  Si se entera, espero que sea por ti. - Se separó y miró a Zayn.
Ambos se abrazaron. Era una imagen muy tierna, me gustaba el bromance Zouis. Ambos se despidieron, y Louis con las maletas ya preparadas, bajó al piso de abajo, a esperar su taxi que no tardaría en llegar. Zayn y yo nos quedamos los dos en el baño. No hablábamos, nos sonreíamos. Estaba cansada de intentar creer que lo de Rebecca me importaba. Sólo me importaba él. Sonreí de nuevo gracias a mis pensamientos, Zayn me vio, y me volvió a besar. Dulce, sin presión, con tranquilidad. Era uno de esos besos que tanto me gustaban de Zayn. Me cogió en brazos, como si fuese una especie de princesa, y él fuese mi príncipe. Era una situación que ya había vivido, pero había algo en esta que me hacía sentirme bien. En una nube. Entre risas me llevó a la cama, y vi las maletas escondidas en el armario empotrado que había justo al lado de la puerta del baño. Sonreí y me dejé caer en la cama con él a mi lado, mirándome.
- Creo que me debes una explicación de todo esto. - Sonreí mirándole, y esperando una buena respuesta.
- Vale... ¿Empiezo? Jajajaja. Esto estaba medio planeado. En realidad, sabía donde habíais venido porque Louis me llamó. Me dijo que se sentía algo culpable por nuestra amistad, arreglamos las cosas, y preparamos todo esto.
- ¿Estuvisteis siempre en contacto?
- Así es. Los regalos, bueno, son todos pensados por mí y algo por Louis. - Rió - Las entradas del parque de atracciones, fue lo primero que te dio, ¿verdad? - Asentí con la cabeza - El día que quedamos e hicimos el tour por la ciudad, me comentaste que te encantaría ir a ese parque. Era tu sueño desde tu infancia, y una de las razones por las que habías venido a Londres era para ir con Lucía y Ana. Louis y yo visitamos el parque  hace una semana y compramos entradas para todos, para el día 20.
- Eso es en cinco días.
- Bien, bien, dominas las matemáticas. - No pude aguantar la risa cuando me dijo eso, y le pegué con cariño. Él se vengó de mí plantando un beso en mis labios. Dos. Tres. Cuatro, perdí la cuenta. - Después, fueron las películas de Harry Potter, ¿cierto?
- Verdad, verdad.
- Idea mía. Ese mismo día me dijiste que ansiabas tenerlas, pero por problemas económicos familiares nunca las has tenido. Ya las tienes. - Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Realmente amaba su sonrisa. Era más que perfecta - Después...¡ah sí! Los billetes de avión falsos.
- ¿Falsos? - Grité. - ¿Cómo que falsos?
- Mira, observa que ya no están.
Miré al lado del paquete donde estaban las películas y era verdad. El sobre con los billetes no estaba.
- ¿Dónde está? - Pregunté preocupada.
- Esos billetes son de Louis y Niall. Todos se van el día 1. Como ya sois las tres mayores de 18, podéis iros con los profesores que os trajeron, o no. Harry les hizo una visita y les explicó - paró de hablar, se aclaró la garganta y prosiguió - un par de motivos convincentes, y os permitieron quedaros. - Le miré con los ojos como platos. Me lancé a abrazarle y él me lo continuó. Se tumbó en la cama, boca arriba, y yo aproveché y apoyé mi cabeza sobre su abdomen. Pasó su brazo por mi espalda, abrazándome. Noté que seguía hablando - Tú y yo nos vamos el día 3.
- ¿El día 3? ¿Y eso por qué? - Pregunté.
- Quiero enseñarte un par de cosas antes de irnos a España. Además, quiero pasar tiempo contigo a solas. - Noté que reía, y yo reí con él. - Tu tercer regalo era...
- ¡El vestido de Emma! - Me adelanté a decir.
- Exacto. Elección mía y de Ana y Lucía. También me hablaste de ese vestido, y yo tenía serias dudas de cuál era. Así que consulté a ellas y me dijeron cuál era. Lo compré hace unos 4 o 5 días, y ellas me acompañaron para comprar los zapatos a juego.
- Qué callado se lo tenían.
- Claro, ¡era una sorpresa! Jajajajaja. - Le miré con cara de querer asesinarle, rió más, y siguió hablando - y tu último regalo...
- Eres tú.
- Pues seré yo. - Dijo con una sonrisa - Vine de madrugada, y Louis y yo te preparamos todo esto.
- Sois increíbles.
- Te lo mereces.
- No, tanto no me merezco.
- Te mereces más.
Sonreí a ese comentario. Me estiré y le besé de nuevo. Estuvimos compartiendo ese amor  y esas ganas que teníamos de vernos más de 2 minutos. Hasta que paró de golpe, y casi me asusté.
- ¡Oh, se me olvidaba tu último último regalo! - Se levantó rápidamente de la cama y se dirigió a las escaleras corriendo - No te levantes. - Me guiñó un ojo seguido de una amable sonrisa, y bajó.
Yo me quedé ahí, tumbada, sin saber como reaccionar. Amaba tanto este día. Era más que perfecto. Lo estaba pasando con la persona que más amaba en este mundo, gracias al mejor amigo que he tenido jamás. Me giré y miré al techo. Pensé en todo lo que había ocurrido antes de que Zayn viniera y el sentimiento de culpa inundó de nuevo mi pensamiento. Decidí no pensar más en eso, y no lo hice, por que Zayn apareció de repente por las escaleras de nuevo. Llevaba algo en la espalda. Se acercó sonriendo a mí, lentamente, mientras yo me incorporaba en la cama y le sonreía también.
- ¿Qué llevas ahí? - Dije sonriendo.
- El plan para una tarde romántica de cumpleaños.
Sacó sus manos de la espalda y me enamoré de lo que llevaba. Un gran ramo de rosas rojas, combinadas con otras flores algo más pequeñas, blancas. Una caja de bombones, y unas películas. Me levanté y me acerqué a él. Cogí las flores con una sonrisa, las olí con dificultad, puesto que era un ramo enorme. Olían genial, era todo mágico. Y era así porque él consiguió que fuese mágico. Me mordí el labio inferior suavemente, y visualicé un jarrón encima de la mesita de noche. Lo cogí, fui al baño, lo llené de agua, puse las flores, y de nuevo me acerqué a Zayn, que ya se había sentado en la cama. Me senté encima de sus piernas, y entre sonrisas aparecieron besos. Y así estuvimos de nuevo, parando el tiempo. Acabé haciendo que se tumbara conmigo encima, y estuvimos así horas. Charlando, riendo, besándonos. De vez en cuando me hacía burla y yo le pegaba con cariño, pero él me besaba para 'que se le pasase el dolor'. Al poco tiempo se quitó la camiseta, y se colocó unos pantalones de chándal que llevaba en su maleta. Me quedé atónita cuando vi que se quitaba la camiseta. Louis en la misma situación era hermoso, pero él, Zayn, no había palabras para describir lo que yo veía por mis ojos. Era algo más que perfecto, sobrepasaba la perfección. Me quedé empanada mirándole, descaradamente. Él lo notó y se rió, de nuevo esta situación me resultaba familiar. Pero no me ruboricé. Me sentí bien, me sentí feliz, por que Zayn era algo así como...mío. Y aunque Rebecca viniese a visitarle de vez en cuando, yo sabía que él me quería, y yo le quería a él, más que a nadie en el mundo. Sonreí cuando vi que se reía de mi cara, y busqué ropa en mi maleta. Hice algo parecido a lo que hizo Zayn, me cambié y me puse un chándal también, hoy no pensaba salir de la casa si Zayn estaba aquí. Al cabo de un rato, bajamos a la cocina y comimos cualquier cosa que encontramos en la nevera. Después nos dirigimos al sofá, y mientras él ponía una de las películas, para concretar, era 'Love Actually', yo miré las que tenía también, después de esa. Tenía 'El diario de Noa', 'Titanic' y 'Un paseo para recordar'. Eran todas de amor. Mi pensamiento mientras las observaba era de lo lindo que era Zayn. De lo que se curraba siempre todo para que yo fuese feliz. Era como un ángel caído del cielo. La suerte de mi vida. Se sentó a mi lado, y ambos comenzamos a ver 'Love Actually'. Ninguno de los dos habló casi nada durante la película, sólo comíamos palomitas que también había traído Louis, por si le entraba hambre por la noche, y algún que otro bombón. Fue una tarde increíble. Terminó la película, y cuando elegí que pusiéramos 'Un paseo para recordar' llamaron a la puerta. Mientras él sacaba una película y ponía otra, me levanté con rapidez del sofá y me dirigí a la puerta.
- ¡Maribel! - Gritaron varias chicas.
- ¡Chicas! ¿Qué hacéis aquí? - Dije sonriendo.
- Es tu cumpleaños, ¡venimos a felicitarte - Dijo Eider.
- ¡Y te traemos una sorpresa! - Añadió Haizea.
- ¿Cuál? - Sonreí.
- Hola, soy tu sorpresa. - Dijo Olatz, mientras aparecía de detrás de ellas con una gran sonrisa. Corrí a abrazarla.
- ¡Olatz! ¿Qué haces tú aquí? - Dije sonriendo.
- Me llamaron. - Señaló con la vista a Eider.
- Y la obligamos a venir para verte el día de tu cumpleaños. - Repuso Haizea mientras reía. Hoy venían ellas con una chica que no conocía. La miré con una sonrisa y me dispuse a presentarme.
- ¡Hola! Soy Maribel.
- ¡Ho-hola! Soy Norma. - Me contestó ella, intentando hacer aparecer una sonrisa en su rostro.
- ¿Podemos pasar? - Preguntó Haizea.
- Tengo visita... - Dije en un tono de voz más bajo.
- Uy, uy, uy, seguro que es Zayn. - Dijo Olatz mientras reía. Asentí con la cabeza riendo. - Bueno, venga, ya nos veremos. ¡Felicidades gorda! - Me dio un nuevo abrazo, las demás hicieron lo mismo, y se marcharon.
Volví a entrar en la casa y vi que Zayn ya me estaba esperando para ver la siguiente película. Corrí hacia su lado, me pegué a él, y me dispuse a ver la película. Y pasamos el tiempo así, entre risas, bombones y películas románticas, hasta que la noche inundó el cielo.

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