Gracias a ti, persona que está leyendo esto, tengo las ganas y la inspiración para hacer de mis sueños palabras, GRACIAS :)

sábado, 28 de enero de 2012

Capítulo 22 #

La noche era preciosa en la costa. La luna reflejada en el mar, la brisa marina, las estrellas. Bastante perfecto todo. Aún lo era más si Zayn estaba a mi lado. Después de terminar de ver Titanic, eran las 11:47pm, en doce minutos casi se terminaría mi cumpleaños perfecto. Durante la tarde recibí llamadas de Louis, de Niall, de Ana y Lucía... Estuvo entretenida la tarde. Pero nadie me quitaba la gran sonrisa que Zayn me había provocado presentándose allí desde Bradford, sólo para estar conmigo. Los regalos, todo, todo era perfecto. Realmente el mejor cumpleaños de mi vida. Subimos a la habitación. Me senté en la cama y Zayn se quitó los pantalones de chándal y se colocó los del pijama. ¿Qué pasa? ¿Todos duermen así? Menos mal que Harry no les pegó la costumbre de dormir desnudos, que si no, yo no sé que haría. Zayn entró al baño, al parecer a lavarse los dientes, y después salió con una gran sonrisa. Yo por mi parte, entré al baño para ponerme el pijama. Al cerrar la puerta y mirar hacia el espejo, vi que la frase de Louis seguía intacta en el cristal. De nuevo sonreí al verla, pero no le di importancia a que Zayn la hubiese visto. Me cambié, me lavé los dientes, y salí de nuevo. Y allí estaba él, tumbado boca abajo en la cama, con los ojos cerrados. Seguramente estaría agotado. Sonreí y yo también me acosté. Me puse mirando a un lado de la cama, sin poder dormir, y sentí que él se pegaba a mí, sin  necesidad de que yo se lo pidiera, abrazándome.
Un cálido rayo de sol matutino, que clavaba directamente en mis ojos me hizo despertarme. Miré a mi lado y allí seguía Zayn, durmiendo como un tronco. Él sí que era dormilón. Sonreí y me levanté lentamente de la cama para no despertarlo. Me calcé las zapatillas y bajé al piso de abajo. Una pequeña corriente de aire hizo que me estremeciera, hoy refrescaba en la calle. Cogí la manta que había en el sofá, me enrollé en ella y me preparé el desayuno. No tenía mucha hambre. Un vaso de leche y una magdalena. Me senté en el sofá, con lo que se podía llamar "desayuno" y me puse a ver la tele. No había nada interesante a esas horas de la mañana. Sólo programas raros y demás. Extrañaba España en ese momento. Quizás no hubiese programas buenos por la mañana, pero había algunos más antiguos que te hacían reír. Apagué la televisión y me acabé el desayuno en silencio. Hoy tenía ganas de volver a la ciudad. No sabía exactamente por qué, pero tenía ganas de verlos a todos. Sería porque me apetecía enseñarles el vestido a Ana y Lucía, o por las entradas del parque, no sabía por qué, no sabía la razón, pero quería verlos a todos ya. Me recosté en el sofá con la manta encima, y me puse a pensar, no tenía otra cosa que hacer. Y mi mente me traicionó. Y mi corazón con ella. Cuatro minutos que le dedico al día, y cuatro minutos que me recuerda todo. Rebecca. Louis. Beso. Rebecca. Louis. Fuga. Beso. Esos eran mis pensamientos. En vez de pensar en la maravillosa tarde que pasé ayer con el maravilloso Zayn, no, tenía que recordar las cosas que quería olvidar. No quería, me negaba a llorar. Pero no pude con los pinchazos que sentía mi corazón, y dejé escapar las lágrimas de mis ojos. Intenté frenarlas, recordando los regalos y los momentos que viví de risa con todos. Intenté acordarme de cosas divertidas, pero no, todo volvía a mi cabeza del mismo orden. Rebecca. Louis. Fuga. Beso. ZAYN. Ese último era nuevo. Creo que ya entendía por qué todo esto. Por qué sentía eso ahora mismo, ¿sentimiento de culpa? Pero por qué ahora. ¿Hice algo mal? Vaya preguntas. Seguro que estar aquí con Louis fue un error imperdonable. Sollozaba, de dolor en el corazón. Las lágrimas salían sin parar. Y una mano pasando por mi espalda me hizo intentar que todo se me pasara. Me asusté durante un momento y me intenté quitar las lágrimas tan rápido como pude.
- ¿Qué ocurre? - Un filo hilo de voz salía del cuerpo de Zayn.
- Nada...
- Algo tiene que ocurrir, Maribel no te creas que soy tonto.
- No he dicho que seas tonto.
- Pero has creído que lo era.
- No. - Yo intentaba quitarme las lágrimas, pero cuanto más hablaba con Zayn, más recuerdos se iban, y más veces se repetía el mismo. Beso. Beso. Beso. Beso.
- Dime qué te pasa, te lo ruego.
- Tengo algo que contarte... - Me incorporé en el sofá y le hice hueco. Se sentó a mi lado, y yo no fui capaz de mirarle a la cara.
- Espero que sea la justificación de esa frase en el espejo.
- No te enfades con Louis...
- No me enfadaré, dime.
- Vinieron unas amigas a cenar la otra noche, jugamos a la botella, todo iba genial, hasta que...- paré, mis lágrimas salieron aún en más cantidad cuando lo recordaba.
- Dime que no fue eso lo que pasó... - Susurró. Noté como dirigía la vista hacia mí lentamente, sin habla.
- Lo siento... - No quería mirarle a la cara, no me sentía capaz - No-no pude decir que no...
- ¿Le quieres?
- ¡Le quiero como amigo! Él es mi amigo, nada más, te quiero a ti...
- Si me quisieras a mí no lo hubieras echo.
- Zayn no te enfades...
- ¿Que no me enfade? - Se levantó repentinamente del sofá - ¿Me puedes explicar qué hago entonces?
- Es un juego, no fue más que un juego. - Mis lágrimas seguían cayendo por mi rostro. No había nada que las parara. Le miré a la cara, mostraba tanto dolor como la mía.
- ¿Un juego? ¿Eso es lo que soy yo también para ti? - Se llevó las manos a la cabeza.
- No, yo te quiero...
- Dime entonces por qué le besaste.
Hubo un silencio, en el que sólo se oían mis sollozos de dolor incesantes. No pensaba que esto se lo fuese a tomar así. Aunque era lógico. La banda sonora de mi dolor en ese momento era 'Stay' de Miley Cyrus.
- No sé por qué le besé...
- Me lo has dejado todo muy claro.
- ¿Por qué te lo tomas todo así? ¡Tú pasaste de mí cuando Rebecca te visitó! Te importó una mierda que a mí me doliera veros juntos.
- No me recuerdes eso.
- No me hagas daño con esto.
De nuevo un silencio se apoderó de la habitación. La rabia corroía el cuerpo de Zayn y el mío. Ambos queríamos romper cualquier cosa que encontráramos, pero ninguno se atrevía.
- Necesito irme.. - Al decirme eso no lo aguanté. Me levanté del sofá dejando caer la manta. Entre sollozos y lágrimas le pedí que se quedara. Pero él me quitó las manos de su brazo. - Necesitamos un tiempo.
- ¿Un tiempo? ¿Para qué Zayn? - No podía creer lo que estaba diciendo. ¿Un tiempo? Si realmente me iba a dejar, me volvía a España ya. No quería permanecer allí más tiempo mientras él pensaba como dejarme, o pensaba si me quería o no, no pensaba aguantar eso.
- Para que los dos pensemos.
- Yo ya he pensado suficiente.
- En él.
- En ti. Joder Zayn, ¡en ti! - Grité.
- ¿Sabes qué es la mayor cosa que odio?
- Sí.
- Entonces ya entiendes por qué me quiero ir. Se acabó, Maribel, por un tiempo... - Un hilo de voz fue lo que pronunció en la última frase.
Se fue a la planta de arriba y yo me quedé allí parada, sin saber qué hacer o qué decir. A los pocos minutos él apareció con sus maletas, ni si quiera me miró a la cara, abrió la puerta, lentamente. Paró un momento, giró un poco la cabeza, parece que se arrepintió de esa decisión, volvió a posar la mirada en la calle, y salió pegando un portazo. Le había perdido. Ese pensamiento se clavó en mi mente, y partió en miles de trozos mi corazón. ¿Qué había echo? ¿Cómo podía haberla cagado así con Zayn? Gilipollas. Eso es lo que soy. Me tiré al sofá chillando, pegando puñetazos a la nada. Lloré. Y chillé. Pero sin dejar de llorar. Cada lágrima era una cuchilla que lastimaba aún más mi corazón. Por mi cabeza pasaban miles de momentos. Desde el primero en que supe de la existencia de Zayn, hasta ahora. Recordé la sensación que me provocó el verle cantar en su audición para TXF. Alegría, orgullo, me provocó escalofríos y estremecimientos. Me hizo sonreír, me hizo aplaudir a la pantalla de un ordenador viendo un programa en directo con una gran sonrisa. Pasé todos mis años de fan enamorada de Zayn hasta las trancas. Todas las mañanas le daba los buenos días, cuando publicaba algún tweet le escribía hasta que me daba límite, sólo para que me siguiera. Nunca lo hizo, algunas tuvieron más suerte que yo. Pero nunca dije nunca, eso me lo enseñó Justin, y nunca dejé de intentar que él supiese de mi existencia. ¿Habéis escuchado la canción de 'My Immortal' de Evanescence? Pues esa era la canción que pasaba por mi mente mientras lo recordaba todo. La sensación de alegría absoluta la primera vez que besé los labios de Zayn. La primera vez que se me encogió el corazón cuando lo vi cerca de mí. Y más lloraba. Más me dolía el pecho. No comí. Incluso de tanta angustia que sentía, tuve que salir corriendo al baño a devolver el desayuno que había tomado. Me afectó sin duda esto más de lo que yo imaginaba. ¿Recordáis ese momento en que Edward deja a Bella en Luna Nueva? Ese dolor que siente ella, esa impotencia, esas ganas de no querer vivir si él no está a su lado, ese hueco que le ocupa el pecho en lugar del corazón, las ganas de hacer todo y no poder hacer nada. El estar sentada enfrente de una ventana tres o cuatro meses, esperando su regreso. Eso quería hacer yo, eso es lo que yo sentía. Dolor. Pinchazos en el pecho, no en el corazón, yo corazón ya no tenía, se lo llevó Zayn detrás del portazo.  Y pasé todo el día así. Llorando, sin dejar de llorar. Cayó la noche de nuevo, otro día había pasado, largo y doloroso, un día gris, el peor día de mi existencia. Me dolía todo el cuerpo de estar golpeando al sofá durante todo el día. Me dolía la cabeza, me iba a estallar la cabeza, de tanto llorar. Me dolían hasta los ojos de tantas lágrimas. Pero aún así seguían cayendo. No me quedaba vida sin él. Ahora sí que estaba todo perdido. Ya nada tenía sentido. Estaba segura de que él era mi razón de existencia, la razón por la que nací, por la que respiro. Y por un estúpido juego lo he perdido todo. Porque sabéis que es una de las cosas que más odia Zayn, ¿verdad? Sí, odia los mentirosos. Y yo he sido una mentirosa, y encima puse en duda mi amor hacia él. Definitivamente ya no había un mañana, no había un futuro. Todo lo tenía pensado junto a él, y tras su marcha, lo único que quedan, son lágrimas y un corazón roto en pedazos.

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