Capítulo 31 #

(NARRA MARIBEL)
Los días siguientes pasaron muy bien, demasiado bien. Todo era felicidad por donde miraras. La relación de Niall y Lizzie iba como la espuma, al igual que la de los demás. Louis empezaba a verse con una chica, de la que los demás sólo sabían que se llamaba Eleanor, aunque a Harry y a mí nos contaba con todo detalle todo lo que hablaban o hacía. Realmente lo veía bastante pillado por ella, y eso estaba bien, porque hacía que el pensamiento que tuve de que él me quería, desapareciese. Era día 30, y todos tenían ya las cosas empaquetadas para irse al aeropuerto. Liam y Lucía se adelantaron. Ana salió a desayunar con Harry y después iban al aeropuerto también. Louis, se fue con Niall. Al parecer Lizzie no viajaba con ellos.
- Maribel, estaremos en Marbella. ¿Sabes dónde es, no? - me preguntó Niall antes de irse.
- ¡Pues claro que sí bobo! - reí mientras me preparaba el desayuno.
- Vale... cuando lleguéis a Madrid, llamadme y os doy la dirección y todo exactamente. ¿Vale?
- Sí.
- No tardéis en venir eh, que es el día 3, no os coléis.
- Que no.
- Te echaré de menos.
- ¡Son tres días Niall! - reí.
- ¡Son muchos sin llevarle la contraria como ahora a alguien!
Me sonrió y me dio un abrazo. Acto seguido salió de la cocina y vi aparecer a Louis detrás de Niall. Intenté hacerme la tonta y vi que se apoyaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Sin duda al que más echaría de menos era a él.
- Mi pequeña.
- Mi Boo Bear. - me lancé a sus brazos. Él como siempre con una gran sonrisa me correspondió.
- Te echaré de menos.
- Y yo a ti, muchísimo. ¿Qué hago yo sin ti tres días?
- ¿Y yo sin ti?
- Ya viste lo que pasó la última vez.
- Pero esta vez no será igual. - me sonrió.
- Llámame. ¿Lo prometes? - le volví a abrazar.
- Que sí, a cada hora, ¿te parece?
- Perfecto.
Una voz, supuse que la de Niall, reclamaba la presencia de Louis. Ya se iban. Me sentí fatal, no me gustan las despedidas. ¡Eran sólo tres días! Pero era demasiado tiempo sin oír sus chistes de las zanahorias. Lo iba a extrañar tanto. Pero me consolaba el echo de que pasaría unos geniales días con Zayn, y después volvería a verles a todos, en España. Con una gran sonrisa me bebí algo de zumo que había en mi vaso. Terminé, lo dejé en el fregadero y fui a sentarme en el sofá. Cogí el móvil y los cascos, puesto que Zayn había salido a no sé donde, a comprar no se qué cosa. Puse a todo volumen 'I should've kissed you', una nueva canción que hace poco que los chicos sacaron. Claro que la escuché mientras la grababan y demás, pero era una canción que amaba demasiado. Pasaron los tres minutos de canción y comenzó a sonar 'Good feeling' de Flo Rida. Casi involuntariamente comencé a mover la cabeza al ritmo de la música. Twitteaba un poco, contestaba a algunas fans de los chicos. Seguía a algunas chicas que me pedían con desesperación un follow. Nada más, me aburría bastante. Corté el móvil con intención de escuchar sólo música con el iPod tranquilamente. Me tumbé boca abajo mientras sonaba 'More than this'. Y a los pocos minutos sonó 'Moves like jagger'. Miré de un lado a otro del sofá. No divisé a nadie, y con los auriculares puestos y el iPod en mi pantalón de pijama, me levanté del sofá y me puse a bailar. Bueno, bailar, lo que se dice bailar, pues no. Simplemente pegaba saltos y hacía movimientos raros al ritmo de la música. Alguna vez intentaba imitar a Christina Aguilera sin éxito, y otras veces simplemente me ponía a silbar. Y con un par de canciones más de ese estilo que empezaron a sonar a los pocos minutos, pasé un entretenido rato yo sola.
(NARRA ZAYN)
Estaba seguro de que le encantarían estas rosas a Maribel. Claveles, ella adora los claveles. Salí de la floristería con una gran sonrisa y caminaba apresurado por las calles de Londres, ya que quería llegar lo antes posible a la casa para verla. Había salido muy temprano, ya que había ido a confirmar un par de cosas que entraban en mis planes de estos tres días con ella. No dejaba de mirar los claveles con una sonrisa. Varias fans me pararon por la calle pidiéndome una foto, y estaba de tan buen humor que me echaba todas las que quisieran. Aunque se me notaba la prisa en el rostro. Quedaban unas tres manzanas para llegar a la casa, me fijé en la cafetería que hacía esquina. Tenía hambre. Más bien, de repente me había apetecido tomar un café. En una carrera entré en la cafetería y me pedí el café para llevar. Mientras esperaba a que la amable muchacha camarera, que por lo que pude leer en su placa, se llamaba Ginny, hacía mi café, me dediqué a mirar a las personas que estaban en la cafetería desayunando. A todos les dedicaba una sonrisa, aunque no fuera correspondida. De nuevo iba a volver a girar la cabeza hacia la barra, y la vi entrar. A la última persona que deseaba ver.
- ¡Zayn! - exclamó.
- Hola, Rebecca. - dije secante, frío.
- ¿Qué haces aquí - paró y miró a ambos lados - y solo?
- Me tomo un café. ¿No puedo?
- Me preguntaba por qué no había venido tu querida novia.
- Y a ti que te importa.
- Menos groserías Zayn, ¿o quieres que le cuente lo nuestro?
- Ya lo sabe. Se lo contaron. Y por favor, empieza a decirlo en pasado, hace días que lo dejamos.
- ¿Así que le admitiste a la dulce princesa que le estabas poniendo los cuernos conmigo?
- Se lo imaginó. Lo olvidó, volvimos a empezar. Mira Rebecca, yo la quiero. Y no pienso permitir que me jodas la relación, así de claro te lo digo.
- Menos groserías, Zayn - dijo con tono burlón - sabes que se me puede ir la lengua y contar ciertas cosas...
- ¿Contar qué? A ver, ¿qué vas a contar si ya lo sabe?
- Esto - me plantó un beso en los labios. Me quedé pillado unas milésimas de segundo y la aparté rápidamente de mí con un empujón.
- ¿Qué coño haces?
- Ya tienes un nuevo secreto para contar.
- Eres una zorra.
- Pero te acostaste conmigo.
- ¿Me puedes dejar en paz?
- ¡Claro que sí! Pero no me da la gana.
- ¿Rebecca qué mierda quieres?
- Nada. Me vengo, simplemente.
- Pues te vengas con otro que no sea yo. - cogí el café de mala manera dejando el dinero en la barra.
- Me vengo con quien me da la gana.
- Déjame en paz.
- Vale, vale. Pero recuerda que si esa niña pequeña no te da mambo, déjala y vuelve conmigo. Aunque tú ya sabes la que te conviene, y ahora mismo vas por camino equivocado.
- No, te equivocas. Tú fuiste mi equivocación.
Salí de la cafetería de malas maneras con el ramo de claveles casi caído. ¡Joder qué rabia le tenía! ¿Qué se cree que es presentándose así en una cafetería? Seguramente ahora estaría riéndose de esto con alguna de sus amigas. Patética, era lo único que pensaba de ella. Cuanto más avanzaba las calles, más intentaba quitarme lo que acababa de pasar de la cabeza. Me bebí el café y tiré el vaso en una papelera que había justo enfrente de la casa. Entré a la casa y oí a alguien tararear en el salón. Entré silenciosamente con una sonrisa, y la vi bailando. Qué perfecta era. Estuve mirándola varios minutos y riendo silenciosamente, para que no notara mi presencia. Pero en una de sus giros abrió los ojos, me vio, y paró en seco ruborizándose.
- Em... Esto... Zayn... - dijo quitándose los auriculares.
- Jajajajajajaja, no pasa nada, yo también lo hago. - entré en la estancia y le di el ramo de claveles.
- Oh - los cogió sonriendo - ¡qué lindo eres! - se acercó a mí y me besó lentamente. Después se separó y fue corriendo a la cocina a coger un recipiente para dejar las flores. Me senté en el sofá pensando aún en lo que acababa de pasar con Rebecca. ¿Se lo contaba a Maribel? Quizás arruinaría todos los planes que tenía en mente. O quizás si no se lo contaba me tomaba por mentiroso. O a saber qué pasaría. Se sentó a mi lado con una gran sonrisa, pero yo estaba tan absorto en mis pensamientos que, se notó, se notó que me pasaba algo.
- ¿Qué ocurre? - me preguntó obligando a que la mirara.
- Pues que me he encontrado con Rebecca... - le conté resumidamente lo que había pasado.
- Osea que te ha besado, y te has dejado.
- ¡No! Me pilló por sorpresa...
- ¿Sorpresa? ¿En serio Zayn? ¡Joder! Hacemos una bien y tres mal.
- Sh, sh, sh, sh. - puse mi dedo índice en sus labios - Calla.
La besé casi sin darle opción a negarse. Ella me lo siguió pasando su mano por mi nuca, acercándome más a ella. Pasamos algunos minutos así, y finalmente ella se separó mirándome.
- ¿Crees que así se arreglan las cosas?
- ¿Se han arreglado?
- Hombre...
- Eso es un sí entonces.
- Eres un idiota.
- ¡Lo soy! Y es por eso por lo que me quieres.
- Y no sabes cuanto.
Ambos sonreímos y decidimos dar borrón a lo que había pasado. Pasé mi brazo sobre sus hombros y los dos nos quedamos mirando la tele, tumbados en el sofá.
- A todo esto - dije a los tres cuartos de hora, aproximadamente.
- ¿Qué?
- Tenemos una fiesta esta noche.
- ¿En serio?
- No. Jajajajajajajaja.
- Eres imbécil.
- Era broma cariño. Pasado mañana es la fiesta.
- ¿Y hoy?
- Cenaremos en un restaurante.
- ¿Mañana?
- Iremos a Bradford.
- ¿Estás de broma?
- No. La fiesta es allí.
- Allí vive tu familia.
- Es que te los quiero presentar.
- Zayn - me miró seria - dime que te estás cachondeando de mí.
- No puedo - le miré con cara de tristeza, aunque me estaba riendo - es que es verdad.
- Te odio.
- En realidad me quieres.
- En realidad te amo.
Me abracé de nuevo con ella tras aquellos comentarios y seguimos viendo la televisión hasta la hora de comer. Hoy cocinaba yo.
(NARRA MARIBEL)
- ¿Así que podré degustar la excelente cocina de Zayn Malik? - reí mientras me acercaba a la cocina.
- ¡Exacto! Verás que rico todo.
- Espero que no me intoxiques.
- No seas tonta, si te intoxico te curo.
- ¿Cómo, señor médico? - dije irónicamente mientras reía.
- Pues dándote besos.
Reí cuando le escuché decir eso y me limité a verle como cocinaba. La mitad de las veces  no sabía donde estaba cada cosa, y eso me provocaba aún más risa. Pero todo hay que decirlo; la comida tenía buenísima pinta. De repente noté como mi móvil vibraba en la mesa del salón. Salí corriendo y miré el número. Era número oculto. Aún así, lo cogí.
- ¿Quién es? - pregunté con curiosidad.
- Espero que vengas de camino, y si no es así, coges un puto avión y te vienes, ya.